Y quiero saber, cada respiro. Si cuando se levanta se siente feliz, regular o sin ganas de seguir. Quiero saber qué hace, si duerme, si sale a comer o se cocina. Quiero saber qué le hizo reír, lo que le hizo sentirse un poco mal, lo que le disgusta. Quiero saber sus planes, sueños y lo que quisiera estar haciendo. Pero sobre todo quiero saber si le incomodo, si se siente bien hablando conmigo, si se siente forzada a responder mis mensajes por pena o compromiso. Quiero saber si se pone feliz que intenté hablarle. Quiero saber si quiere algo de mi. Quiero saber si aceptaría una parte de mi si se la ofrezco, porque cada día qué pasa siento que no quiere saber de mi. Que le agobio con tantos mensajes. Que ya no quiere que insista tanto.
Y no quiero hacer preguntas.