¡señor diluc! ¡señor diluc! /gritó a la distancia mientras se acercaba apresuradamente. al llegar junto a él, se apoyó en sus rodillas e intentó hablar mientras respiraba de forma dificultosa, claramente cansado/ escuché que... había llegado... /inhaló profundo/ pero estaba en una aventura y me quedé encerrado en un templo, acabo de salir hace apenas unas horas y después de atender mis heridas en la catedral vine directo a usted. /volvió a respirar pesadamente al haberse quedado sin aliento/ lamento mucho la tardanza, pero ¡sea bienvenido!