Antes de decir que no pensá que algún día te vas a morir. Sí, te vas a morir.
Metete al mar, despeinate, que la sal te endurezca el pelo y la piel. Que una ola gigante te lleve a pasear y se te meta en los calzones. Cagate mucho de risa.
Tirate de un paracaídas , que tenés mas probabilidades de morirte entrando el auto a la cochera de tu casa, cruzando la avenida apurado y por un ataque pos-estrés; pos-chatarra y pos-depresión.
Acostate con tu perro y llenate de pelos. Escuchá su corazón. Ese sí que late por vos.
Juntate con tus amigos aunque no tengas un puto peso, siempre hay un paquete de arroz por ahí o unas criollitas. Juntate con ellos y meate de risa. Y si los ves usando el celular, tiráselos por la cabeza. Putealos. Que están ahí con vos. Coman el asado, vayan a la montaña, ponganse en tarlipes solo para reír.
La amistad sana, y no hay antidepresivo que le toque los talones.
Viajá. Ahorrá. Viajá.
Quizás cuando termines de pagar la ropa que te compraste, ya la hayas dejado de usar. Quizá cuando termines de pagar el auto, te hayas acostumbrado a caminar. Quizás cuando termines de pagar el microondas te des cuenta, de que como calentar en el horno no hay.
Escuchame pendex, viajá. Viajá para enrriquecer el alma, conocer gente, culturas, idiomas, viajá para ver y escuchar que el amor en todos lados tiene la misma lengua.
ESCUCHÁ. Escuchá a tus viejos. Preguntales todo lo que no sabes, lo que les pasó.
Preguntales que querian ser de grandes cuando eran chicos, preguntales por qué carajo no lo hacen si estan vivos. Hablá. Hablá con ellos que te escuchan hasta en silencio.
Deciles que los querés y metete el orgullo pos-moderno liberal de #TodoMeChupaUnHuevo en el culo.
Decilo todo. Sacate la vergüenza de las venas, decile que lo querés, que lo amas, metele un beso para que no se olvide. Decile lo que se te cruce por el bocho sea asquerosamente romántico .
Asi que decilo, ¿qué podes perder?