La primavera siempre vuelve
Creía que todo había comenzado a mejorar, quizás lo supuse al ver que el sol cada vez iluminaba más mi habitación, esa habitación de la que soy incapaz de salir. Y es que, aunque obligue a mis fatigadas piernas a arrastrarse hacia otros lugares, desde lo ocurrido jamás he logrado abandonar ese espacio. Tal vez sea porque aún huele a margaritas y café, con algunas notas de pintura; o tal vez porque en el tocadiscos sigue sonando esa canción que dice: "Tarde o temprano serás mío tuya yo seré". Puede que todo esto se deba a que en las paredes sigue resonando tu risa, esa carcajada que soltabas cada vez que te hacía cosquillas detrás de la oreja.
Aunque, para ser sincero, creo que si me quedo en esta habitación es simplemente por la nostalgia, por esos momentos vividos que ahora son solo recuerdos borrosos, fruto de mi senectud. Hay mil motivos para quedarme aquí, para no marcharme, y solo uno para salir al exterior. Esos mil motivos para permanecer inmóvil están relacionados con tu recuerdo, mientras que el único para atravesar el umbral tiene que ver con lo que hubieras deseado para mí.
Sonrío y acaricio tu libro favorito, que me recuerda que rompiste los esquemas, que, en un mundo de hombres, tu feminidad logró resaltar. Por primera vez, desde que te fuiste, salgo, tanto corpórea como espiritualmente, de la habitación que compartimos. Y es extraño, porque ahora, fuera de nuestro refugio, te siento más que nunca. Las golondrinas me recuerdan que pronto nos reencontraremos, pero hasta que ese momento llegue, tendré que vivir inviernos que, tal vez, serán eternos, consolándome con la certeza de que, después del invierno, la primavera siempre vuelve.
Adamliteratum