Querida Mali:
No sé porqué sigues volviendo a mí, pero me alegra. Me recuerda que no todo está perdido, me das fuerzas para seguir y eres una de las razones por las que sigo aquí, recordar tu adicción a la felicidad me contagia (y me llena de nostalgia), no tengo otra cosa que hacer más que agradecerte y no sé un mejor lugar que tu "rincón seguro" para hacerlo.
Gracias Mali, muchísimas gracias porque cada día me das el mejor regalo que se puede ofrecer; me das un propósito.
Sabes que nunca creí en religiones ni nada por el estilo, siempre he sido un poco escéptica con respecto a las creencias y con el tiempo me he vuelto un poco ecléctica (Ya sabes, como el movimiento filosófico), sin embargo, en mi cabeza hay algo que me hace dudar y replantearme todo: ¿Es posible que un ser humano como tú simplemente desaparezca? Una parte de mí se niega a aceptarlo.
No puede ser.
Simplemente no se puede; tanta luz nunca deja de existir.
Sé que estás en algún lado y allí brillas sin restricciones. Lo sé porque aún aquí; me iluminas el camino.