—¿Shaka? Ah, ya comprendo. Aquí es algo relativamente normal, mi madre fue quien me enseñó a hacerlo. ¿En serio? ¡Entonces, hagámoslo! Podré presentarte la receta familiar para hacer chocolate y tú me dirás qué te parece —sus manos se juntaron, asintiendo emocionada. Una enorme sonrisa se había instalado sobre su rostro, la idea de compartir de su comida con alguien era algo que nunca dejaría de causarle emoción—. Entiendo. Si es así, tu tribu varía en algunas cosas como el uso de magia, pero mantiene el rasgo más característico de los aztecas, el sacrificio en honor a los dioses. Siendo ese el caso, deben de mantener también su lado sanguinario... ¿Es cierto que se sacan los corazones como tributo? —miró al contrario con curiosidad. Aparentemente, y dejando de lado las alas, parecería una persona igual que ella—. ¿Por qué no? —inmediatamente se recompuso, escuchando con atención. Las manos le picaban por tomar su libreta y anotar cada detalle, como siempre que algo le parecía importante de recordar; pero no sabía qué tan correcto resultaría aquello ante los ojos ajenos, y lo que menos deseaba era parecer maleducada. Así que se limitó a empuñar sus manos a los costados de su cara, asintiendo con euforia que trataba de contener. Si pudieran, los ojos seguramente le estarían destelleando por el mero entretenimiento que le causaba la charla—. ¡Cada cosa que cuentas es aún más interesante! Ehh, suena como un sitio increíble, aunque seguro que no es fácil llegar hasta allá, tomando en cuenta que han permanecido ocultos por tanto tiempo. Yo misma dudo mucho poder sobrevivir en ese lugar —admitió con una sonrisa avergonzada.
@UnayJP