Cuando tenía doce años leí mi primero libro. "El diario de Ana Frank" Esa fue la intromisión a un mundo distinto, lleno de colores y dudas existenciales, pues durante todos estos años he aprendido que si bien, leer libera, también apresa a quienes tienen un espíritu sensible. Durante años me cuestioné después de leer el epílogo de Ana, si la vida era como todos dicen, un cúmulo de hechos predestinados o en realidad somos producto de la casualidad. Si son las acciones que tomamos las que marcan nuestro destino, o en realidad todo está planificado. No sé qué hay después de la muerte, no sé qué hubo antes de mi existencia y de la existencia de la humanidad, no sé, si lo que relatan los libros de historia sea totalmente de fiar. Pues, así como se cambian los finales en las películas y se inventan en los libros de ficción, así es nuestra existencia. 
¿Qué busco? Un propósito, un pretexto para llevar mis metas a cabo. Dicen que para dejar huella en el mundo debes plantar un árbol, tener un hijo o escribir un libro. Yo quiero dejar mi pequeña huella. Una semilla de que Alba Karina existió en esta tierra a través de las palabras y los pensamientos que plasmó. Así que, si te has tomado el tiempo de leer algún fragmento de mis historias, déjame decirte que ya te considero mi amigo/a. No importa a cuantos kilómetros de distancia te encuentres, no importa que jamás nos veamos los rostros. 
Gracias por hacer posible mi pequeño propósito. 
No sé qué hay después de la muerte, así que de momento me ocupo de vivir la vida ahora.  No sé si las decisiones que tomo están predestinadas, pero siempre son mías sin importar si alguien más no está de acuerdo. No sé si existir sea una coincidencia, pero a mis veintidós años sí he llegado a una única y fiel conclusión: Si todo lo que soy, lo que creo y lo que siento no estaba planeado, entonces soy una de las más preciosas casualidades que puedan existir 💖