AlbertoEMartos

Infinitas habitaciones virtuales plagadas de criaturas mitológicas, castillos de leyenda, naves estelares y espacios propios del mejor arte digital, inundan los Intermundos. 
          	
          	Cuentan que en ellos hay todo tipo de lugares fantásticos: reinos de magia con hechiceras, dragones y cíclopes. Fortalezas alienígenas y espadas láser bajo un manto de estrellas. Universos de fantasía en los que habitan amores imposibles. Países imaginarios donde llueven naranjas azules.
          	
          	Todo es posible en la Red. 
          	
          	En un superpoblado mundo, a mitad de camino entre el código binario, las máquinas cibernéticas y la arquitectura futurista, humanos y espíritus digitales recorren las calles, luchando por la supervivencia. 
          	
          	La guerra entre las diferentes facciones ha llegado a su momento álgido. Protectores, anárquicos, duplicados y espíritus rebeldes han iniciado una confrontación que afecta a las dos dimensiones: “real” y digital. 
          	
          	Las batallas entre navegantes emplean la creatividad como arma primordial: imaginar lo que el rival no pueda prever o sucumbir en la contienda.
          	
          	La verdadera existencia de la raza humana son ya los Intermundos. Los cables codificados conectan las esencias de los navegantes, generando una experiencia similar a vivir en la realidad. 
          	
          	Cualquier cosa imaginable es posible. Animales, plantas, personas o lugares, pueden diseñarse desde cero y recrear un espacio perfecto e incorruptible, donde la temperatura es siempre la correcta, la nieve puede ser de color rojo y las estrellas fugaces acaban posándose en nuestra mano.
          	
          	Primer viaje: el árbol mítico del Yggdrasil, que representa el universo en la mitología nórdica, con sus nueve reinos, o quizá más… Es la Fantasía Cyber-Épica.

AlbertoEMartos

Infinitas habitaciones virtuales plagadas de criaturas mitológicas, castillos de leyenda, naves estelares y espacios propios del mejor arte digital, inundan los Intermundos. 
          
          Cuentan que en ellos hay todo tipo de lugares fantásticos: reinos de magia con hechiceras, dragones y cíclopes. Fortalezas alienígenas y espadas láser bajo un manto de estrellas. Universos de fantasía en los que habitan amores imposibles. Países imaginarios donde llueven naranjas azules.
          
          Todo es posible en la Red. 
          
          En un superpoblado mundo, a mitad de camino entre el código binario, las máquinas cibernéticas y la arquitectura futurista, humanos y espíritus digitales recorren las calles, luchando por la supervivencia. 
          
          La guerra entre las diferentes facciones ha llegado a su momento álgido. Protectores, anárquicos, duplicados y espíritus rebeldes han iniciado una confrontación que afecta a las dos dimensiones: “real” y digital. 
          
          Las batallas entre navegantes emplean la creatividad como arma primordial: imaginar lo que el rival no pueda prever o sucumbir en la contienda.
          
          La verdadera existencia de la raza humana son ya los Intermundos. Los cables codificados conectan las esencias de los navegantes, generando una experiencia similar a vivir en la realidad. 
          
          Cualquier cosa imaginable es posible. Animales, plantas, personas o lugares, pueden diseñarse desde cero y recrear un espacio perfecto e incorruptible, donde la temperatura es siempre la correcta, la nieve puede ser de color rojo y las estrellas fugaces acaban posándose en nuestra mano.
          
          Primer viaje: el árbol mítico del Yggdrasil, que representa el universo en la mitología nórdica, con sus nueve reinos, o quizá más… Es la Fantasía Cyber-Épica.