AlejandroAllday
La bondad de Dios nunca se agota; al contrario, cuanto más le pides, más te entrega y más recibes. Un error común entre algunos reyes de Israel, como el rey Asa, fue dejar de pedirle a Dios su ayuda y bendición después de que él ya los había auxiliado en el pasado. Esto nos enseña que Dios desea estar involucrado en todos nuestros procesos y que recurramos continuamente a él. Su bondad es eterna, y el hecho de que nos haya ayudado una vez no significa que dejará de hacerlo.