AlejandroAllday

La bondad de Dios nunca se agota; al contrario, cuanto más le pides, más te entrega y más recibes. Un error común entre algunos reyes de Israel, como el rey Asa, fue dejar de pedirle a Dios su ayuda y bendición después de que él ya los había auxiliado en el pasado. Esto nos enseña que Dios desea estar involucrado en todos nuestros procesos y que recurramos continuamente a él. Su bondad es eterna, y el hecho de que nos haya ayudado una vez no significa que dejará de hacerlo. 
          	
          	

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La bondad de Dios nunca se agota; al contrario, cuanto más le pides, más te entrega y más recibes. Un error común entre algunos reyes de Israel, como el rey Asa, fue dejar de pedirle a Dios su ayuda y bendición después de que él ya los había auxiliado en el pasado. Esto nos enseña que Dios desea estar involucrado en todos nuestros procesos y que recurramos continuamente a él. Su bondad es eterna, y el hecho de que nos haya ayudado una vez no significa que dejará de hacerlo. 
          
          

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Hay momentos en la vida en que Dios puede retirarse un poco, no porque nos haya abandonado, sino para probar nuestra fe y revelar lo que realmente hay en nuestro corazón, demostrando si seguimos confiando en él incluso cuando no sentimos su presencia directa.

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Con frecuencia, las dificultades que enfrentamos son parte del proceso mediante el cual Dios nos prepara para recibir lo que tanto hemos pedido. Aunque nuestro deseo puede ser el correcto, a veces el momento no es el adecuado o podemos carecer de las habilidades necesarias para retenerlo. Por tanto, la preparación nos fortalece y moldea nuestra alma, garantizando que lo que anhelamos no nos perjudique, sino que se convierta en una bendición continua en nuestra vida.