Es lo contrario, dulzura. Sólo los que anhelan inteligencia nos contemplarán, puesto que las mujeres guardamos los secretos de los hombres. Puedes ir a cualquier burdel y preguntarle a alguna puta común sobre su último cliente, y verás cómo te contará sobre el matrimonio de éste y todos los secretos que le contó; deudas, sus bastardos, incluso sus más patéticos sueños. Nada de eso nos interesa, pero los escuchamos por el mero hecho de ansiar información. Somos criaturas excepcionales, Aliandra, pero me temo que nunca se logra conocer a una mujer a fondo puesto que siempre nos reinventamos. Hm. La clase sobre el poderío femenino la dejaremos para otro momento, pero no dudes en que la retomaremos. ¿La dulce princesa planea usarme? ¿Qué cosas son las que corren por esa hermosa cabecita? Supongo que tendrá que ver con tu resistencia, cariño. No con la mía.