He pintado mis uñas de amarillo.
Tal vez si me lleno del color de la felicidad lograré que esta se me pegue un poco.
No seré tan tóxica como Van Gogh, pero tampoco comenzaré a saltar de aquí para allá teniendo todo del color del sol.
Será como un grito de auxilio.
Creo que he perdido mi felicidad así que estoy intentando tenderle una trampa.