Adoro que a la gente le guste la historia de romance.
La hice con amor, usando las cosas que me resultan atractivas para construir un vínculo.
Y si bien, tiene partes que son muy yo (especialmente Gael), no es mi favorita.
Siento que no he puesto en ella todo mi potencial.
Me gusta experimentar diferentes formas de narrar, pero en esta historia me quedé muy corta con respecto a la trama.
La construí con cariño, sí, pero no me exigí como en otras.
La historia donde realmente exploro otras áreas es: "Aquellas voces".
Ahí no puedo darme el lujo de avanzar rápido para complacer a los lectores (Ni siquiera tengo) y no puedo hacer fanservice.
En esta historia tengo que ir lento, porque no se trata de sustos.
Se trata de terror.
(No es lo mismo)
Ya he dicho que me resulta más fácil escribir terror, y es cierto.
Pero lo difícil no es crear el miedo, lo difícil es la evolución.
No puedo poner a dos fantasmas y decirte: "¡Asústate!". El lector no siente miedo porque se lo digas.
Lo siente por como se lo construyes.
Y eso requiere ritmo, progresión y atmósfera.
En cambio, en una historia de romance, a veces basta con que los protagonistas interactúen una vez (sin importar demasiado el contexto), y ya tienes a gente shippeándolos.