Me he inspirado en cada universo que hay dentro de cada partícula que flota en el aire, en el rayo del sol que rozó mi piel, en el viento que hizo revolotear mi cabello en una hermosa danza, en las gotas de agua que se deslizaron por el vidrio de mi ventana, en mis lágrimas saladas que humedecieron mi almohada, en el perfume que da su función cada mañana en mi cuello, en la vez que estuve cuando no debía. Y en un sin fin de cosas que por diminutas que sean han desarrollado una gran historia, una travesía donde el bien triunfa sólo cuando el mal decide darse por vencido. Soy una persona que se inspira en otras, que tienen una vida monótona; soy pesimista y tengo mi propia ideología. Soy la tentación andante y parlante del destino, la suerte y el amor. Me he dado por vencida muchas veces, pero también he vencido otro tanto. Tengo una razón para vivir y para dar cada paso que doy, tengo una razón para llegar a lo más alto de la cima, sin remordimientos, sin promesas en vano. He preferido callar muchas veces, la misma cantidad de veces en que he hablado más de la cuenta. Todos los días me dan más motivos para querer dominar el mundo, porque saco provecho de las cosas malas que han dicho sobre mi, cosas que a cualquiera le habrían roto el corazón, pero que a mi me abre el camino del éxito. Soy una chica con aires de que no le importa nada, pero la verdad es que tomo en cuenta cada movimiento que el mundo se atreve a dar. No digo sólo palabras y mucho menos porque sí, es mucho más que eso. Aquella risa cantarina, aquella hoja que crujió bajo mi zapato, aquel rubor que inundó las mejillas, aquellos ojos color miel, son los dueños de muchas de mis historias, de muchas de mis canciones y poemas. Espero poder seguir siendo inspirada por cosas que no inspiran a nadie más, por cosas que han tocado mi vida y la de muchos pero que sólo pocas personas han sabido aprovechar. Pero más allá de eso... soy sólo otra escritora más.