(...) Porque hay muchas cosas más allá de lo que nuestros ojos y oídos pueden ver y oír. Porque existe un lugar sobre la faz de la tierra que ha de convertirse en nuestro hogar. Porque una vez nuestro viaje plagado de difíciles retos y duras decisiones llegue a su fin, hemos de descansar en compañía de la persona que ha aguardado por nosotros durante tanto tiempo, siendo más específico, desde el momento justo en que decidimos dar un paso hacia adelante. 
Y entonces, pero sólo entonces hemos de contemplar las maravillas que el universo ha guardado recelosamente  para nosotros, apremiando desde el primer día en que miramos al cielo y prometimos encontrar nuestro destino.