Próximo proyecto.
En un rincón del destino, Jiang FengMian se negó a inscribir al niño como suyo. Al no reconocerlo, el alma de su esposa se quebró, y su salud, como una flor marchita, se desvaneció más rápido de lo esperado, acortando su tiempo en este mundo.
En su desesperación, sin consejo ni guía, Wei WuXian, con el corazón agitado y la mente resuelta, tomó una decisión drástica. Sin volver la vista atrás, recogió los papeles del hospital y, con pasos firmes, se dirigió al registro civil. Allí, en un acto de amor y valentía, lo reconoció como su hijo.