Hoy vengo a sacar un poquito de mí aquí, y si eres uno de mis lectores más fieles, y sigues aquí, muchas gracias.
Pero bueno, vamos al punto.
Apenas terminé una relación. Me siento diferente en muchísimos aspectos, aprendí mucho, sufrí mucho también, amé como nunca. Sin embargo, ahora no siento dolor ni aflicción, solo siento un vacío. Cómo si de pronto todo fuera más fácil, porque, si así se siente perder a la persona que más has amado y te ha conocido como nadie, siento, entonces, que puedo superarlo todo.
He estado bastante ausente. Sí, disfrutando el amor, más también por el trabajo, la escuela, y unas que otras desgracias o cosas de adulto que me bloquearon por completo. Sin embargo, poco a poco he encontrado un nuevo lado de mí que se siente animado y que, a pesar de andar en un modo automático, disfruta también mucho más lo que hace. No por él, no por lo que vivimos. Por mí, porque sé que me merezco lo mejor y que lo intenté.
Me esforcé y dolió muchísimo que esa persona no tuviera el valor para hacerlo, pero poco a poco entendí que eso no quedaba en mí, y que no puedo esperar menos de lo que doy. Yo doy, nutro, soy vida. Esa persona lo hizo, más no lo sabía. Daba vida pero se afligía por miles de inseguridades, no confiaba en sí mismo tanto que estuvo apunto de traicionarme solo para saborearse por no creer merecer lo que teníamos.
Dios, que complicado es el amor. Igualmente, gracias si leíste hasta aquí, y prometo que pronto estaré publicando actualizaciones de Murmullos de Skrain, espero ya terminarla como tenía planeado, al menos antes de agosto.
Sí, las ganas de vivir, escribir, y ser, están de vuelta.