Se lo dije, le dije la verdad.
Que jamas lo ame, que jamas lo quise, que nunca sentí nada por él, que sus caricias no eran nada, que fingía gemir de placer, que no lo deje avanzar no por medio o inseguridad sino porque sabia que no lo iba a disfrutar. 

Me entretuve un tiempo con él, pero tratarlo como si lo amara yo ni siquiera lo apreciaba, así que lo deje, le termine. 
Debería agradecerme por hacerlo feliz, por agrandar su ego a costa de mi.

Ahora me odia, pero no me interesa, no me interesa lo que sienta por mi, no me interesa lo que nadie sienta.
Solo tomo y utilizo las cosas a mi conveniencia, caen en mis redes por mi belleza, dejándome jugar con su corazón y sus cabezas.