1995.
Vengo de un lugar donde el color azul, el verde y el marrón confluyen en Paraíso. Un lugar donde debería ser ley mirar el sol mientras se pone. Un lugar dónde el cielo te avisa si la mañana siguiente traerá vientos nuevos o nubes cargadas de vida. Un lugar donde las tormentas de verano te dejan bailar bajo la lluvia y por la tarde ir a bucear con los peces. De allí vengo y desde allí escribo: con el alma arrebatada por el verano, nostálgica de otoño, soñadora de inviernos y alérgica a las primaveras.