Hace unos años cuando mis emociones estaban tan sensibles y a la vez muy vulnerables, comencé a vomitar palabras una tras otra, día tras día, incluso hubo ocasiones en las que a media luna despertaba a gustado, como si se tratara del fin de mi existencia, yo solo quería tener mi inmortalidad literaria y escribí, hasta el último suspiro. Esas hojas aun están allí atrapadas en una caja, que contiene mis secretos de un romance el cual se convirtió en un génesis, ahora es tiempo de desempolvar esas hojas y dejarlas que alguien las lea.