1. Últimamente los pensamientos vienen de nuevo diciendome que lo deje, que pare, que necesitamos control, porque he engordado, porque el no me va a querer, porque les daré asco, porque no seré bonito, que no me darán atención porque no parezco enfermo, porque he "dejado" de estar enfermo. Pero eso es solo por fuera, sigo necesitando vomitar, necesito arrancar mi estómago, la comida me da arcadas, mi mente se pudre y solo quiero hacer más ejercicio para quemar lo que he comido. Necesito saltarme las comidas, encuentro refugio en ello, en el vacío de mi estómago y como se autoabraza buscando consuelo, consuelo, es lo que quiero. Necesito uno de esos abrazos que no te sueltan, que dure horas, que dure días, que dure todos los años que llevo en guerra, una guerra que nunca ganó, solo consigo batallas sueltas a las que siempre vuelve un mayor ejército, con más voz, más fuerza, más grande que yo. Me quedo mudo, atado, estoy desolado. Necesito un refugio, un refugio de esta guerra llena de bombas pero como voy a escapar si las bombas soy yo mismo, reflejado en el espejo, en la mirada de los demás, ansioso de aprobación, desesperado por atención, necesitado de amor. Lo tengo, si, pero como le explico a mi cabeza trastornada que no distorsione las cosas? Que deje de tomarme a pecho las cosas, que no es una declaración mayor de guerra que alguien se ponga los cascos mientras habla conmigo, que tal vez si me esta escuchando con ellos puesto. Que no es una carta de guerra que no me den los abrazos que no he pedido. Que no es una carta de guerra que me deje a la espera de mensajes un rato, porque tiene vida, todos tienen pero parece que yo me pierdo, que no me encuentro, que estoy en una tormenta que nunca cesa y busco culpables dentro de mis huesos, arrancando mi carne a mordiscos, quitando mi pelaje con los puños cerrados, arrancando mis mechones a tiras evitando arrancar mi piel, que me he destrozado por una piedra diminuta, del tamaño de un guisante