Sergio, sé que no vas a poder leer esto, sé que jamás podrás hacerlo, pero estoy aquí para decirte que realmente te amé. Fuiste una de las personas pilares en mi vida, que me ayudaron a ser lo que soy ahora. Tus consejos, tus gracias, tus ideas, simplemente todo tú era una inspiración para mí. Fuiste siempre una de las personas más chingonas que conocí, yo no podía creer que a pesar de todo lo que pasabas, seguías adelante, con tu carisma, con tu fuerza, con tu guitarra y nada más. A pesar de que no pasaban cientos de años cada que volvíamos a encontrarnos, algo en ti siempre cambiaba, pero tu esencia seguía siendo la misma.
No puedo decir que me enseñaste a amar, pero me enseñaste a ser una cursi sin remedio. Me enseñaste a seguir adelante, y aunque nos hayamos lastimado... Te recordaré por todo lo bueno que hiciste.
Fuiste un alma buena, fuiste un buen hombre, y ahora estoy escribiendote una vez más, con lágrimas en los ojos, mientras escucho a Green Day una vez más, mientras recuerdo tus versos, tu voz, tu imaginación, éramos un dúo dinámico, ¿no es así?