Tus ojos admiran en comodidad la eterna danza celestial que las estrellas hacen para ti, pero nunca se enfocan lo suficiente para notar la figura en la oscuridad que en silencio las hace danzar, que eternamente las mueve de un lado a otro en busca de concederte el privilegio de poderlas contemplar.
-¿Por qué lo haces?- le pregunté a la sombra -¿Por qué vives en esclavitud para darle un gusto tan vago a un par de ojos?
-Una pregunta fácil- agradeció en cambio -Pues su sonrisa mi privilegio es y su alegría mi gusto, así que haré a mil estrellas bailar, a mil soles brillar y aunque deba dar física esclavitud, con seguridad mi corazón de alegría se va a llenar.