Hola,
Primero que nada, gracias por compartir tu historia. Me enganchó mucho al principio y valoro el mundo que armaste dentro del Omegaverse. Sé que escribir lleva tiempo y energía, así que eso ya tiene su mérito.
Te escribo con respeto porque hubo algo que me generó bastante incomodidad como lectora, y no quería dejarlo pasar sin compartirlo de forma constructiva. En los últimos capítulos, noté que la relación entre el alfa y el omega empezó a tomar un tono muy infantilizado: frases como “mi cuerpito”, “¿no te sacás la ropita?” o llamarlo “bebé” en contextos afectivos/sexuales empezaron a salirme como red flags.
Entiendo que muchas veces el Omegaverse trabaja con vulnerabilidad, dependencia emocional o necesidad de protección. Pero en este caso, la forma en que el omega se comporta y se expresa me hizo sentir que se cruza una línea hacia una regresión infantil que roza lo parental. Y como la historia apunta a que esa relación se va a volver romántica o sexual, eso me hizo mucho ruido.
Tal vez no era tu intención. Tal vez sí, y forma parte del tono que querías construir. Pero como lectora, sentí que estaría bueno tener una advertencia sobre ese tipo de contenido —no por censura, sino para que cada persona sepa de antemano si quiere o no exponerse a eso.
No voy a seguir leyendo porque honestamente me cuesta mucho conectar con la historia después de eso. Pero te agradezco el esfuerzo y la dedicación. Y si este mensaje sirve aunque sea para abrir una reflexión, me doy por hecha.
Un abrazo,