Podría decirse de mi, que me encanta leer desde que tengo uso de memoria, pero eso no marcaría la diferencia, y más en un lugar como éste. 
Así que aquí estoy, un intento de escritora, una catástrofe con patas, un ordenador y demasiadas ideas.

Aquí pone que debería añadir información sobre mi, y supongo que lo más normal seria presentarme, pero eso nunca ha sido muy de mi estilo, prefiero que me definan otras cosas. 
Y con otras cosas, me refiero a esas  tonterías que nadie te preguntaría jamás en una entrevista. Esas cosas que inevitablemente te hacen a ti, más tú.

Estoy completamente obsesionada con los gatos. Lo admito.
Siempre preferí al torpe de Donald antes que a ese repelente de Mickey Mouse (AHORA es cuando me acosáis con horcas y antorchas)
Me gustan más los ombligos hacia fuera que hacia dentro, tienen algo que los hace graciosos
JAMÁS, y cuando digo JAMÁS es JAMÁS, superaré el final de Sinsajo. O el de Princesa Mecanica. O el del Niño con el Pijama de Rallas, ya que estamos.
Tengo un problema de amor-odio con los pelirrojos, quizá algún día os lo explique.
Mi sentido de la orientación es como el de una gamba en una paella.
Amo esos vasos que llevan agua y purpurina dentro. Pero entendedme: el agua está realmente, REALMENTE dentro del vaso. NO SE CAE. Con purpurina.  A eso le llamo yo magia.

Y creo que si habéis aguantado lo suficiente como para leer todo eso, sois dignos de mi frikisimo.
Adelante, entrad insensatos. 
Empezamos