Hay golpes que no solo duelen en el corazón, duelen en el alma.
Es un poco comico oirme hablar de ello, porque estoy más que segura que yo alguna vez fui quien golpeó el alma de alguien.
Tal vez me lo merezco, tal vez es mi karma y aunque duela, solo me toca sonreír, sonreír mientras siento mi corazón, mi mente y mi alma romperse en mil pedazos qué probablemente jamas volverán a ser los mismos.
Probablemente una muerte silenciosamente dolorosa, pero esta bien, mi alma a sido dañada muchas veces, un poco más de dolor queda corto.
Después de todo, siempre fui miembro del club de almas rotas.
— Almas rotas (Probablemente algún día se publique)