Casi 3 años engorrosos. Me empecé a odiar, estaba muy enojada, me aislé poco a poco, me encerré, sola con esas voces mías que tienen opiniones tan divididas. En el camino aparecieron personas que decían que yo valía, personas que me mostraron compasión y me dieron amor.
Yo empecé a tratar de alejarlas, de manera consciente e inconsciente, pero al final haciendo mucho daño, con palabras hirientes, con gritos, reclamos injustificados (por dentro sintiendo que así no era yo, y sintiéndome culpable casi al instante).
A Makol y Steph, las traté como nunca me habría permitido tratar a nadie, ni a un enemigo. Fui grosera, inmadura y demente.
En el momento más crítico, Makol me dio refugio en su casa, me escuchó, me regañó y al final, me pagó el psicólogo y se hizo cargo de que yo aceptara mi tratamiento, Steph, ahora me odia y me quiere muy lejos.
A ambas quise explicarles que no fue mi intención ser tan mala, aunque fallé en mi explicación muchas veces y terminé tratandolas peor (ni siquiera yo me entiendo a veces). Makol me dice que ya se olvidó de todo y me abraza, Steph, en todo su derecho me pidió no hablarle más.
Ambas personas valen oro, las dos soportaron una parte monstruosa de mí, tuvieron que escuchar cosas hirientes que no eran verdad pero que seguro las lastimó igual.
Ambas salvaron mi vida, porque mostraron interés en mí y me decían sin miedo que no estaba bien. Ninguna es mejor que la otra, porque cada quien marca sus límites para cuidarse, porque eso es lo que aprendí. Hay que cuidarse, no se puede dar a otros lo que no tienes.
Ahora mi propósito es seguir ayudando a los demás. Cuidar mi salud, ser equilibrada, ser más paciente y aprender más. Y esperar...