Había llegado un punto en mi vida en el que me daba cuenta de que no había avanzado una mierda. Asi de claro.
Había empezado millones de cosas y ninguna estaba terminada. Tenía un monton de ropa sucia en el suelo de mi habitación y nunca daba el paso de bajar para lavarla.
Tenía mas de diez borradores abiertos en una carpeta del ordenador con historias desestructuradas con hilos finos y rebeldes que no conseguía enebrar en ningun lápiz.
Tenía ganas de soltar todo lo que tenia dentro y escribirlo pero siempre que cogía boli y papel, o conseguía tener las teclas bajo los dedos esas ganas se esfumaban. Quizá no tenía tantas ganas. Y quizá no merecía llamarme escritora.
Quizá no se me daba tan bien como había llegado a pensar y quizá no era lo mio. Pero entonces ¿Qué lo era?
Había perdido mi motivacion y me había obsesionado con la meta sin llegar a pensar en el camino y lo maravilloso que me parecia, y lo mucho que disfrutaba cuando conseguía sacar algo de mi mente y escribirlo.
Había perdido algo, y quiza era lo mas importante, las ganas. Quizá porque no sentía que sirviese para algo, o me estaba equivocando y lo unico que pasaba es aue no tenía fuerza de voluntad. Tampoco podía forzarme, pero no sé.
En el fondo, envidiaba cuando leía algo porque ellos si lo estaban intentando, odiaba esa sensación de ver como gente que había conocido leyendo sus historias estaban mejorando y yo, seguía estancada y sin probar. No malinterpreten, me alegra cantidad, y me siento orgullosa de haber sido testigo de los primeros pasos y ahora firmes que daban. Pero suponiendo otra vez, sabiendo la verdad. Quizá me jodia porque me avergonzaba de mi misma.