@Brunitapecadora Pues no te puedes hacer a la idea de hasta que punto estoy enamorada de cada una de tus tramas secundarias. De TODAS ellas. Esta historia no habría sido lo mismo sin Eva y Enrique, sin Santiago, Diego, la cuadrilla de albañiles y miembros de la vaquería y todos los demás. A título personal, siempre que he leído una novela que se dedica meramente a ir al turrón, a veces (no siempre, pero si es verdad que en ocasiones), se me hace un tanto... ¿Cómo decirlo? Vacía. Parece que no existen más que los personajes principales y que los secundarios son más de adorno, y da la sensación que el universo que crea (o toma prestado) el autor se queda un poco vacío. Sin embargo, tú has sido la única que ha tomado al pueblo de Encanto y le has insuflado vida, le has dado a cada personaje una personalidad que se siente real, viva, y claramente diferenciada del resto. Además, esos capítulos costumbristas como a ti te gusta llamarlos son precisamente lo que nos permite diferenciar una parte de la trama de otra. Cuando todo es drama, drama, ininterrumpidamente, sin pausas, la novela te inspira a veces la sensación de no tener tiempo para respirar, de no saber exactamente cuando empieza un arco y cuando termina otro. Sin darte un momento para pararte a deleitarte con calma con los momentos bonitos y felices. No estés triste cuando esto acabe. Siéntete orgullosa a rabiar de haber creado una historia tan absolutamente bella. Yo desde luego la voy a llevar siempre muy dentro. Vale, reconozco que yo también, cuando llegues al punto y final, posiblemente también me quede un poco tristona de que no vaya a haber más capítulos. Pero eso nunca me va a quitar lo que he disfrutado leyéndola este último año. Y oye, si quieres cuando haya acabado, hacemos esa reunión para hablar de escritura que comentaste. Un abrazo y mucho ánimo.