Hay días en que la vida golpea
como un libro mal cerrado,
con páginas arrancadas
y capítulos que nunca debieron escribirse.

Es entonces cuando busco refugio
en mundos de papel y tinta,
donde las historias ajenas
son menos crueles que las propias.

Los libros no prometen salvarte,
pero enseñan a sobrevivir,
a veces con palabras dulces,
otras con verdades que escuecen.

Y están los auriculares,
esas puertas diminutas al infinito,
donde una melodía silencia
el ruido del mundo y del alma.

Porque la vida no siempre es justa,
pero siempre hay un libro
que te hará olvidar el peso del presente,
y una canción que le pondrá ritmo a tu huida.

Así es como existimos,
los que vivimos entre líneas y notas,
enfrentando la realidad con un susurro,
"Es mejor con historias y música".

Tal vez no sea la solución,
pero entre páginas y canciones,
la vida se vuelve un poco menos feroz,
y el alma respira de nuevo.