El vampiro se encontraba vestido de una incomodidad inocente, la cual hacía cómica su presencia al ser éste un hombre soberbio y seguro; ahora tambaleándose, vencido, ante una acción que nunca en su vida había ejecutado, ni planeaba hacerlo. Pero para todos siempre hay una primera vez y él, por muy inmortal, todavía poseía muchas primeras veces ocultas.── Hey.. esto.. feliz cumpleaños, Kay── susurró acercando su diestra a la cabellera plateada del nombrado, acariciándolo como en el cachorrito mimado que se iba convirtiendo; capaz los años habían ablandado al solitario inhumano. A la par, con su zurda, le extendió una cajita, cuyo contenido era una medallita con su nombre.── No soy bueno con estas cosas, huh.. Espero te guste.