En noches como hoy, cuando la luna alumbra el camino, es cuando más me percató de las sombras que me acompañan. Unas que con el pasar de los años se fueron haciendo más fuerte.
Mis pasos son seguidos por los suyos, vigilados y hasta cuidados. No pretendo detenerlos o simplemente ignorarlos, solo aceptaré esa compañía amablemente y así será el camino más llevadero, tanto para mi, como para ellos.
Yo los creé y así como los hice, también los protegeré. Son mis hijos, sombras de mi luz y por lo tanto, son de mi propiedad.
CRIF