Adelanto del próximo capitulo de un Deku Diferente:
Las palabras de Lady Nagant alcanzan a algunas personas del público, despertando en ellas una chispa de comprensión. Sin embargo, en muchas otras provocan el efecto contrario: la hostilidad crece, agazapada entre los murmullos. En medio de esa multitud tensa, una joven mujer observa con los ojos abiertos de par en par, abrumada por el ambiente. Podía sentir la oscuridad emanando de la gente a su alrededor —un peso espeso, casi tangible, cargado de resentimiento y miedo—, pero, a pesar de todo, algo dentro de aquel caos le transmitía paz.
El héroe que estaba de pie junto a Lady Nagant irradiaba un brillo cálido y firme, una luz tan intensa que parecía abrirse paso entre toda esa oscuridad. Y, a su lado, la propia Nagant también emitía una leve y temblorosa luz, una flama débil que luchaba con todo su ser por mantenerse encendida.
El público comenzó a murmurar; pronto los murmullos se transformaron en discusiones. Los gritos crecieron, la hostilidad se propagó como fuego entre hojas secas. Izuku lo notó. Su cuerpo se tensó y pensó en terminar todo antes de que la situación se saliera de control. Pero antes de que pudiera dar un paso, un hombre del público lanzó una roca con violencia.
La piedra voló directamente hacia Lady Nagant. Izuku, sin pensarlo, dio un salto rápido y la atrapó antes de que pudiera golpearla. Su cuerpo se iluminó de inmediato: el One for All fluyó a través de su piel. El traje Éxodo reaccionó a su poder, las líneas y bordes brillaron con una intensidad eléctrica, delineando la figura de un héroe envuelto en resplandor.
Izuku levantó la mirada. En sus ojos verdes ardía una luz feroz, el fuego de la convicción y la fuerza. Cerró el puño con fuerza y la roca se desintegró entre sus dedos.
—Si quieren centrar su odio en alguien, entonces háganlo en mí —dijo con voz firme, que resonó por encima del alboroto.
El polvo de la roca se deslizó entre sus manos y cayó lentamente al suelo.