Con la ayuda de la IA el creepypasta:
Woody y la Maldición del Jughead
Había una vez un chico llamado Woody que tenía una gran pasión: la comida. Amaba los sabores, los colores, los olores... pero también tenía un mal hábito: desperdiciarla. Si algo no le gustaba, lo tiraba. Si se servía de más, lo dejaba. Era el rey del “lo pruebo y si no, adiós”.
Una noche, después de dejar media pizza en el plato (¡imperdonable!), Woody se fue a dormir sin preocuparse. Pero a las 3 de la mañana, algo extraño sucedió. Un ruido proveniente de la cocina lo despertó: pasos lentos... un susurro... y luego, una voz ronca que dijo:
—"¿No te vas a comer eso?"
Sudando frío, Woody bajó las escaleras y ahí lo vio. Una figura alta, con cara de loco y una cuchara gigante como arma: El Jughead.
Se decía que el Jughead era un espíritu vengador de la comida desperdiciada, un matón que aparecía entre las 12 y las 3 AM para castigar a quienes tiraban la comida. Si no te comías lo que habías dejado… él se comía a ti.
Woody corrió, gritó, rezó lo que pudo, y se encerró en su cuarto. Desde esa noche, cambió por completo: comía hasta el último grano de arroz y se volvió defensor de no desperdiciar nada.
Un tiempo después, su amigo Zack notó el cambio y le preguntó:
—“Oye Woody, ¿qué te pasó?”
Woody, con mirada seria, respondió:
—“El Jughead.”
Zack se rió, pensando que era una broma… hasta que Woody le explicó la leyenda completa.
Según cuentan, la única manera de protegerse del Jughead es tener una imagen de San Zack o San Dylan (dos santos modernos, guapos y bendecidos con energía positiva). Debes colocar la imagen junto a tu cama y rezar tres rosarios a Zackarías, el protector de los que aman la comida con respeto.
Desde ese día, muchos jóvenes han empezado a cuidar su comida, y las imágenes de San Zack se han vuelto populares entre los más supersticiosos. Porque nadie quiere una visita nocturna del Jughead… y todos quieren un santo guapo cuidándolos mientras duermen.