No puedo dejar de escribir porque es una forma lograr vaciar lo que está en mi cabeza. Suceden tantas cosas a diario que al despertarme que pienso en verso. Cuando el día pinta fatal, el carro se descompone y pierdo las llaves para entrar a mi casa, miento la madre con lo que pueda, y convierto un mal día en mil palabras que compaginan un pensamiento. Me es indispensable tener que escribir, lo hago hago todo tiempo porque se ha convertido en una necesidad fisiológica. No paro de pensar en todo lo que me abruma, lo que me arrebata el sueño o atestigua mi felicidad. Empiezo con lo primero que cauteriza mi corteza cerebral y surgen psicópatas necesitados de apoyo, dementes sin boca, personas sin alma. Surgen los oprimidos, que por tanta opresión prefieren callar. Renacen los autores vanguardistas, cristianos y ateos. Surgen disgustos entre los creyentes, filósofos y filántropos. Salen del escondite los amantes, y encuentran refugio en una estrofa. Existencialistas, marxistas, idiotas y hombres que buscan identidad, libertad y atención, esto  es por ustedes. Para ti que necesitas desahogarte porque te ha mentido, o para ti que quieres decirle las cosas sin pensarlas, con huevos. Quizá tu, que guardas todo, también necesitas leer lo que yo no puedo esconderte. Tu, que malgastas tu tiempo en lugares nocturnos y mujeres, buscando amor en un beso apasionado de una noche sin memoria. El, que piensa que es demasiado para su carácter, que es tan libre que no puede tolerar su independencia. Ella, terca y testaruda, peor que una tortura de la inquisición. Para los malditos, cobardes, mujeriegos. Para las fumadoras sociales, para las que enseñan solo lo que desean que vean los demás con el intento de ocultar sus delirios. Para cualquiera que necesite una palabra; porque con una basta para calmar un alma alborotada, estos escritos que se han convertido en una rutina que me llena de nostalgias, ideas y amores prohibidos, esto es para ustedes.