¿Se imaginan un drabble Detey donde aún no son pareja, pero ya hay algo entre ellos que nadie quiere admitir? Viven separados y solo hablan de lo relacionado con Little Petey: tareas, horarios, vacunas, meriendas… nada más. Ni charlas personales ni acercamientos. Solo lo justo.
Hasta que una noche, Dogman aparece en la puerta de Petey a las tres de la mañana. Está destruido, temblando, con la mirada rota. No hace falta que diga nada: Petey entiende de inmediato. Dogman ha hecho lo impensable… ha matado a alguien.
Todos sabemos que Dogman es un buen perro, noble y protector, alguien que evitaría la violencia a toda costa. Por eso duele imaginar que, por primera vez, no tuvo otra opción. Tal vez fue defensa propia, o tal vez un golpe fue demasiado fuerte sin intención. Pero el resultado es el mismo: hay sangre en sus patas… y culpa en su corazón.
Esa noche, no busca consuelo en Chief, Sara o Nurse Lady. Busca a Petey.
Petey lo deja pasar en silencio, le da una manta y se sientan en el suelo frente al sofá, sin despertar a Little Petey que duerme en su habitación. El silencio es pesado, pero lo dicen todo. Dogman empieza a llorar, en voz baja, con hipidos que intenta reprimir. Se aferra a lo que puede para no venirse abajo… hasta que Petey lo abraza.
Le acaricia la cabeza, lo mece torpemente. No dice nada, porque nunca ha sido bueno consolando. No es cálido como Bim Jim ni sabio como Whiskers. Solo hace lo que puede… y para Dogman, eso basta.
Dogman llora en su cuello, como cuando era un cachorro y buscaba refugio de los truenos. La culpa sigue, el dolor también… pero no está solo. No esta vez.
Y aunque nadie lo diga en voz alta, en ese abrazo silencioso, está el mensaje: “No estás solo. Ya no.”
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BONABISBSKEKSK, TAN LINDOS.
Estoy en modo colapso emocional. Me duele y me sana a la vez. Detey sanándose en silencio con trauma compartido y cuidado mutuo ES TAN ELLOS. ❤️❤️❤️
