No puedo respirar, me siento sofocada y triste, siento como si estuviese en una piscina, con pesas atadas en los pies, con el agua que no para de entrar en mis pulmones y allá arriba, en la seguridad del aire puro, están todas las personas que conozco, mirándome, preguntándose porque no nado hasta arriba, y quiero gritarles: ¡No puedo! ¡Tengo pesas en los pies! Pero no puedo hacerlo, porque me ahogo.
Así es como me siento todos los días, mas unos días que otros, porque en ocasiones encuentro un segundo para respirar y son esos instantes los que me mantienen a flote, solo para hundirme de nuevo mas tarde.
¿Piensan que esto es deprimente? Si, lo es. No soy estúpida, solo soy una solitaria, eso es todo.”