Escribo desde que era pequeño. Me enganché a la lectura gracias al cómic, pero pronto quise más. Devoré las colecciones de Barco de Vapor, luego me lancé a las aventuras de Salgari, de Julio Verne, o de Alejandro Dumas. Disfruté como un loco con los clásicos españoles: La Celestina, El lazarillo de Tormes, Don Quijote de la Mancha, El perro del hortelano, Fuenteovejuna. Estudié periodismo, filología española y teatro, pero tengo curiosidad por tantas cosas que la vida no me parece suficiente.