De todo lo que podría haber sido, elegí ser gilipollas, pero, ¡oye! Es muy divertido. Dicen que mi madre me hizo mal, y que por eso soy tan fea. Es probable. Intento seguir adelante, y muchas veces lo consigo. Hago como que estudio en Barcelona, mientras intento sacar sonrisas a todos los que me rodean. Hago las cosas mal, como todos, y acostumbro a quejarme de mis errores, aunque no hago nada para cambiarlos. Soy así, y así es como quiero ser.

Mi vida es poco interesante en la realidad, pero te juro que si vieras como vivo en mi cabeza, no querrías salir de ella, porque en mi mente, mi vida es tan poco común, y a la vez tan real; que a veces la confundo con la realidad, y me voy a vivir en mi nube. Mi madre odia que haga esto, pero, lo siento, no puedo ser perfecta.

Si mi madre pregunta, estoy estudiando.
Si mi padre pregunta, estoy estudiando.
Y por si quieres saber qué estoy haciendo, estoy leyendo.

"- Estoy agotada.
-¿Por? ¡Si no has hecho nada!
- He ido al instituto, he intentado ser invisible y estar atenta, a la vez. He llegado a casa, he soportado os gritos de mi madre, no he comido, incluso si me estaba muriendo de hambre. Me he encerrado en el baño y he llorado como una imbécil, y ni siquiera sé por qué. El único momento en el que he estado bien, ha sido cuando estaba entre mis libros. Pero, ¿sabes? Mi paz ha terminado pronto, porque mi madre me ha vuelto a reñir, diciéndome eso de que no hago nada. ¿Que no hago nada? Existo, y ya es mucho."

Escritora en proceso, intento de traductora. Escribo, y luego existo. Si te leyeras mis textos, descubrirías en ellos lo que nunca oirás en mis palabras.

Ah, y no. Yo no me caigo, yo compruebo que la ley de la gravedad también funcione con personas tan malditamente maravillosas como yo. Una creída sin autoestima, eso es lo que soy. Y, por si te lo preguntas, la uña del meñique de mi pié izquierdo vale más que la vida de Drake Bell.