Experimenté un tipo de enamoramiento que nunca imaginé que podría sentir. Me sumergí en ese sentimiento con una intensidad que parecía no tener límites. Sin embargo, todo eso quedó en un segundo plano para él, como si lo que compartimos no significara nada. Mientras tanto, mis noches se han convertido en un flujo constante de lágrimas, en un río de tristeza que parece no tener fin.
Esta historia, que es un reflejo de mi propia vida, gira en torno a cómo terminé más herida de lo que jamás pensé. La persona que me prometió cuidarme se convirtió en la fuente de mi dolor más profundo. Ahora me encuentro en una búsqueda constante por salir de la oscuridad que esa experiencia dejó en mí. La luz que solía iluminar mi camino se ha extinguido, dejándome solo en medio de una cueva fría y lúgubre. Cada paso que doy en este oscuro pasaje es un recordatorio constante de lo que perdí y de cómo mi confianza fue quebrantada.