—Dime, John, ¿sabes adónde te llevamos?
—A ayudar —dijo—. Creo que... ¿a ayudar a una mujer? —Miró a Bruto con una mezcla de ansiedad y esperanza.
—Es cierto —respondió Bruto—, pero ¿cómo lo sabes? ¿Cómo demonios lo sabes?
John Coffey reflexionó un instante y luego sacudió la cabeza.
—No lo sé —dijo a Bruto—. Si quiere que le sea franco, jefe, nunca he sabido mucho de nada.
Tuvimos que contentarnos con eso.
La milla verde · Stephen King