CAPÍTULO 29. "EL PRÍNCIPE DEL MAR".
"–Mátame –, rugió con rabia la voz pesada de Jiang Cheng, cargada de emociones que iban desde la furia hasta un extraño deseo que no sabía cómo explicar.
–¿Más sangre en mis dedos? No, ya tuve suficiente por ahora –, la daga cayó al suelo, esparciendo un eco perverso por cada rincón de los aposentos. Fue meditado y estratégico. Lan Xichen era así. La daga de plata cayó justo donde las manos ensangrentadas y sucias de Jiang Cheng dejaron una huella –, pero tú... tú matarás por mí. Matarás al príncipe del mar."
Próximamente.