Hola. Acaba de terminar el Festival de Eurovisión 2024 y necesito compartir algunas cosas que se están moviendo por mi cabeza. Para quien no lo haya visto, si tuviese que usar una palabra que describiese esta final, sería "agridulce".
Lo primero es felicitar a Nemo, porque ha logrado que Suiza gane. No era mi favorita, pero he de admitir y admito que estuvo impecable: voz impecable, puesta en escena vistosa, mensaje impactante... Me hubiese gustado que ganase Croacia, pero ¿qué se le va a hacer? Me alegra que Baby Lasagna quedase segundo.
Este año, la polémica estuvo servida en bandeja de plata, al permitir que Quien-Vosotros-Sabéis participase, y fue justamente eso lo que convirtió el Malmö Arena en una ratonera. Desde hacía semanas, veníamos viendo movidas, como por ejemplo los toques de atención que recibió la representante de ese país debido a la letra de su canción, plagada de mensajes políticos, algo que va en contra de las normas del festival. Todo el mundo se llevó las manos a la cabeza al ver el resultado de la segunda semifinal: Israel estaba en la final.
También les pasó factura estos acontecimientos a los demás participantes: Bambie Thug (Irlanda) fue obligada a borrar mensajes de liberación a Palestina que se puso en el cuerpo, por ejemplo. El caso más extremo que vi fue el de Joost Klein (Países Bajos), que, finalmente, fue descalificado, pero todavía no tengo claro por qué, ni quiero saber porque ya no tengo la cabeza para nada. En resumen: polémica por aquí, polémica por allá.
Mientras actuaba Letonia, subí una historia a Instagram animando a España y una chica me preguntó cómo era capaz de apoyar al festival después de todo lo que se había montado, y yo, como una tonta, defendí el derecho de verlo. Sí, cada uno puede verlo o no, es una decisión personal de cada uno, y lo mantengo. Pero ahora mismo, después de ver lo que he visto, me siento frustrada, me siento como una estúpida, me ha quedado mal sabor de boca.