"Amo al hombre decapitado" es la forma que he llegado a encontrar para sacar todos mis issues con la iglesia católica. Desde el adoctrinamiento obligatorio en el colegio, hasta el aprovechamiento de eventos traumáticos como puente a la evangelización. Todo ello permitió que "acepte a Jesús en mi corazón" por lo que llegué a ser catequista por casi cuatro (4) años, ser miembro activo de la iglesia y hasta recibir una formación introductoria para ser parte de los Hermanos Franciscanos que dicho sea de paso, llegué a ver como una vocación. La siguiente historia de misterio no busca que odies a la religión católica, pues no tiene la culpa de existir; sino el cómo el adoctrinamiento hace que reconozcamos ciertas prácticas como "normales" sin llegar a cuestionarlas por un tema de "fe" y, por supuesto, la institución humana y cómo está llega a coger solo algunos factores que le favorecen dentro del amplio abanico moral de la religión para establecer un "orden" social "moral".
Espero que logren disfrutar de esta historia tanto como yo disfruto escribirla.
¡Saludos!