Las manos me temblaban al intentar desabotonar su camisa, estaba nerviosa y el sonreía, no burlándose de mi, si no una sonrisa de ternura, al ver como aquella chiquilla prematura en el arte de amar con el cuerpo y la piel intentaba llevarlo a la cama.
Desabotone sus pantalones y ahí quedo el observándome, había ternura y pasión en su mirada, entonces, lentamente, me quito el vestido, y cuando quede sin el y con la piel expuesta...su mirada cambió, la ternura fue remplazada por lujuria pura.
Comenzó a besarme, primero lentamente, después con una pasión digna de un amante hambriento, yo devolví los besos, pero era prácticamente nueva en el arte de amar con el cuerpo, sentía sus sonrisas en mis labios, entonces, le mordí el labio inferior y eso lo volvió completamente loco, sus manos estaban en todo mi cuerpo, entonces de un momento a otro estábamos completamente desnudos, no solo de cuerpo, si no de alma y corazón.
Hicimos el amor, primero por amor, una, dos, tres veces, después tuvimos sexo por el placer que eso nos causaba, mi cuerpo su cuerpo, estábamos hechos el uno para el otro, ardíamos incontrolablemente.
Entre susurros y gritos bendije su nombre y el hizo lo mismo.
Entonces en silencio susurré:
-Eres mio, mio y de nadie mas.
El contestó:
-Pensé que eso había quedado claro desde el primer momento en que te conocí.
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