Cada grano de aren parece calarse en mi piel, danzando a la orilla del mar para limpiar las malas sensaciones que me causa repudio al pasado.
Andando y andando en este mundo en el que alguna vez caminamos y conocimos juntos, creando memorias y afianzando sentimientos que llegarían a disiparse con el tiempo.
Las lágrimas se mezclan con el mar convirtiéndose en una más del extenso cuerpo acuoso que tanto carga con las penurias del mundo, día a día escuchando y llevándose llantos, alegrías e iras.
No queda más que mirar el sol hundirse entre las lágrimas del mundo.