Porque reinas en el atardecer, en el capítulo del poeta que todavía no termina.
Y aunque sueñas despierta.
Eres la luz que guía mis pasos, mientras me pierdo buscando tus labios.
Pero mi corazón sigue sin entenderte.
Y la parte que hace respirar mi alma sigue de manos atadas.
Perseguirte me nubla el juicio.
Y amarte me mata de a poco.
Solo tú entiendes tus sonrisas, porque cuando quiero amarte.
Sueño en el mundo equivocado.
Y tu corazón comparte la vida, con el amor del galán de las mañanas.
Y aunque tu compañía me llena el alma.
Tus latidos no solo llevan mi nombre.
De mi libro de poesías...