El dejar algo que nos caracterizaba es complicado pero no imposible.
Por el poder de Cristo Jesús todo es posible, como hijos suyos es necesario dejar esas cargas que nos agobian, sin embargo, esto no es repentino sino progresivo.
Nuestra confianza en Dios debe aumentar en los tiempos de austeridad, en estos tiempos finales.
No nos aferremos a este mundo, pero si seamos candeleros de nuestra generación y procuremos ser llenos de su aceite.
Dios nos de fuerza peregrinos para luchar por su justicia y su verdad, si no dejamos a Dios él no se apartará de nuestro lado.
¡Dios te bendiga!