Oye tú, sí tú, el que lee inconcientemente estas palabras sin darles mucho sentido.
Mi nombre es Café, soy amargo, ni pienses servirme en tetera. Te digo las cosas no me importa que te ofendas. Quizá soy demasiado amargo contigo, pero a todo el mundo le gusta el café fuerte...


De seguro muchas veces te has quedado en vela, escribiendo, con una taza de café al lado. Te quedaste despierto, poniendo esa preciosa idea en papel. 
¿Cuántas tazas de café tomaste? Incontables.
Ya amaneció y terminaste.
A tu historia ya la vieron tus ojos, pero no paras de pensar en que la vean los ojos de los demás...
Sabes que debe de tener algún error, necesitas que alguien te ayude corregirla. Nadie nace sabiendo escribir.
Y ahí es donde aparece nuestra editorial...