Y, otra vez, se olvidan del niño de a grises, ignorando sus ojos obscuros y y sus manos pálidas, sus venas azules y sus ropas grises.
Y, otra vez, ignoran al niño de a grises, sin una sonrisa, sin una mirada de burla; ira; e impotencia. Nadie mira a ese niño de ojos perdidos como si las rejas de las priciones estuvieran en frente suyo. Mientras todos los niños de su edad se visten de azul y las niñas de rosa él solo lleva su trajecito gris, yendo solo a la escuela como tantas veces lo a hecho.
Y, otra vez, ignoran el niño de a grises, mirando fijamente a la niña de rizos amarillos que siempre saltaba alegremente jugando con el resto, tan brillante, tan radiante...
Y, otra vez, todos le hacen caso a la niña de rizos amarillos alegre mientras que su sombra sabe todas las mentiras en las cuales gastó saliva y el niño de a grises fue el único que pudo ver.
Un día, la niña se le acercó y le preguntó: "¿Cómo te das cuenta de mis engaños?...
El menor solo quitó su vista de su libro y la miró a los ojos, pendiente a sus ojos: a su alma.
"Simple:" Empezó " puedes engalar a todos con tu inocente sonrisa y hermosos rizos, pero no puedes engañar a alguien que no ve crueldad ni belleza en la gloria o en la miseria."