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Su respiración era profunda. Le costaba no hacer ruido, pero era imposible no hacerlo después de haber corrido todo aquel enorme bosque y más con la vida de su tropa detrás de su espalda. Aquellos soldados parecían luchar por respirar, sin embargo la oficial general de nombre Jessie, permanecía inquieta apuntando con su arbalesta al aire buscando captar alguna señal de aquella bestia que llevaba uno a uno por los aires a cada miembro de su pelotón que terminaban siendo azotados al suelo sin vida. Giro su rostro en dirección al estruendoso y grutal sonido proveniente de aquellas grises nubes en la cual la caballera fue embestida por dicha gigantesca criatura que la tomo presa entre sus garras en la que la pelirroja se defendió duras penas sacrificando su arma para no ser tomada al aire y morir. _¡BIBI, AHORA! Grito Jessie entre quejidos a su soldada que parecía atemorizada, pero que no dudo en atacar: Elevando su enorme "Maza" corrió hacia la bestia empuñando arma en mano... Pronto se escucho silencio. La espesura de la neblina no ayudaba en nada en tener algún rayo de esperanza para lograr escapar con éxito de dicha misión, pero por lo menos ese día podría disfrutarlo y vivirlo más. _Un harpía.- Su voz sonó indiferente ante la criatura moribunda. Una mujer con rostro hermoso que parecía casi angelical, pero con la peculiaridad de que sus piernas eran de ave y de manos tenía alas con hermosas plumas marrones con toques dorados _¿Crees que el rey se moleste?- _Deberé informarle que estás criaturas siguen protegiendo territorio.- Respondio la comandante Jessie, quién miraba su arma con melancolía, pero que fue abatida con una sonrisa de orgullo al ver el rastro de cenizas en dicho bosque _Por lo menos hemos acabado con su nido.- Dentro de aquel bosque que aun era consumido en fuego, una chica las veía desde la distancia escondida entre los árboles. Apretó sus garras de águila en un sentimiento de odio puro, jurando vengar a sus difuntos familiares.